
Dermatitis Acral por Lamido en Perros: ¿Por Qué No Deja de Lamerse? Diagnóstico y tratamiento
La dermatitis acral por lamido, también conocida como granuloma por lamido, es una condición más común de lo que pensamos. Afecta principalmente a perros y puede llegar a representar hasta el 3% de los casos dermatológicos en consulta general.
¿Qué es y por qué ocurre?
Se trata de una lesión provocada por el lamido excesivo y compulsivo de una zona del cuerpo, normalmente en las patas. Aunque a simple vista podría parecer un problema de conducta, en realidad suele estar asociado a una combinación de factores médicos y emocionales.
Desde alergias, dolor articular, infecciones, hasta ansiedad, aburrimiento o falta de estimulación… muchas causas pueden desencadenar este comportamiento. Y lo más complicado es que una vez que el ciclo picor-lamido se activa, la lesión puede mantenerse sola, incluso si la causa inicial ya se resolvió.
¿Cómo reconocerlo?
Las lesiones suelen aparecer en las extremidades (carpos, tarsos o metacarpos), y se ven como zonas sin pelo, engrosadas, duras, rojizas o ulceradas. Es más frecuente en razas grandes como el dóberman, pastor alemán, gran danés o labrador, pero puede presentarse en cualquier perro.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico comienza con una historia clínica completa. Es fundamental conocer:
- El entorno del perro (¿pasa mucho tiempo solo? ¿tiene paseos diarios?)
- Cambios recientes en su rutina o comportamiento
- Antecedentes médicos
Además, se deben descartar otras enfermedades con pruebas dermatológicas, ortopédicas y neurológicas. También se pueden realizar análisis de sangre, cultivos, raspados cutáneos o pruebas para alergias, según el caso.
Tratamiento: ¿cómo se puede ayudar?
No existe una única solución, ya que cada caso es diferente. El tratamiento debe centrarse tanto en la causa primaria como en los factores que perpetúan la lesión.
Estas son algunas estrategias comunes:
- Evitar el lamido: usando collar isabelino, calcetines, vendas o productos tópicos de sabor amargo.
- Tratar infecciones: muchos casos llegan con la lesión infectada, por lo que puede requerirse antibiótico oral durante varias semanas.
- Tratar enfermedades de base: como alergias (alimentarias o ambientales), dolores articulares, problemas neurológicos o endocrinos.
- Apoyo emocional y cambios en el entorno: aumentar la actividad física, juegos, paseos y enriquecimiento ambiental.
- Medicación conductual: en casos con fuerte componente ansioso, pueden utilizarse psicofármacos bajo supervisión veterinaria.
- Terapias complementarias: como láser, acupuntura o criocirugía en casos crónicos.
Conclusión
La dermatitis acral por lamido no es solo un problema de piel, es un síntoma que puede esconder una enfermedad física o emocional. Abordarla de forma integral es clave para lograr resultados duraderos.
Si notas que tu peludo no deja de lamerse una pata y la piel empieza a cambiar, no lo ignores. Consultar a tiempo con tu veterinario puede hacer una gran diferencia en su calidad de vida.